MUNDO NEUTRO

 



10 oct 2023

MUNDO NEUTRO visto desde mi balcón en Tel Aviv

Este es el mes de las migraciones. Esta mañana vi una bandada de unas 30 cigüeñas volando rumbo al sur. De Europa a sus cuarteles de invierno en África van bordeando la costa oriental del Mediterráneo. Pasan frente a mi balcón apuradas, como si supieran lo peligroso de este vuelo. El ejército las puede confundir con aviones no piloteados. Las palas de un helicóptero las puede hacer polvo. 

El resto del día pasan volando helicópteros militares. Generalmente vuelan de a dos, juntos pero a distancia prudencial. Creo ver helicópteros Sikorsky, grandes y pesados. Otros helicópteros son chicos y delgados. Son helicópteros de ataque bautizados Apache, parecen sacados de Atari, pero en realidad el juego los copió. Muy de vez en cuando pasa un helicóptero solitario de la policía, o de la municipalidad o algun taxi volador.

Y yo, sentado en mi balcón, sentado en el ombligo del mundo, veo pasar la naturaleza y veo pasar lo anti-naturaleza. El sol se pone, y el crepúsculo trae algunas nubes altas cada minuto mas oscuras. De noche adivino los helicópteros, cuando consigo oír los motores. Tambien veo las luces de los aviones comerciales que vienen desde occidente al aeropuerto de Tel Aviv.

Ya es noche. Sigo sentado en mi balcón, víctima no solo de los mosquitos sino de mis pensamientos encontrados. Las tragedias propias y las tragedias ajenas, todas ellas tan mías.

Cuarenta años atrás tuve de alumnos médicos de Gaza que querían entender como funciona un hospital moderno. ¿Dónde estarán? ¿Qué hicieron de lo aprendido? ¿Qué me importa ahora, cuando gentes de su comunidad cometió tan horribles atrocidades en el sur? ¿Y que pasó con los pacientes que atendí en el campamento Dir el Balaj en Gaza esos mismos años?

¿Me odiaran como intuyo me odian? ¿para que sirvió tanto esfuerzo físico e intelectual si ahora las emociones encontradas paralizan todo intento racional?

Y yo me iré un día, no falta mucho y solo quedará este mundo neutro, neutro frente al dolor, neutro frente al amor e indiferente a las pasiones humanas.

Les deseo a mis nietos que las cigüeñas sigan pasando.

Yo me refugio en la poesía de Nicolas Guillen.

Mirad al Capitán del Odio,                    

entre un buitre y una serpiente;                        

amargo gemido lo busca,                      

metálico viento lo envuelve.                

En una ráfaga de pólvora                       

su rostro lívido se pierde;                      

parte a caballo y es de noche,             

pero tras él corre la Muerte.

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Pasó una paloma herida,                       

volando cerca de mí,                

iba volando, volando,               

volando, que yo la vi.



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